INNOVAR, YO???????
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INNOVAR, YO???????

INNOVAR, YO???????

En mis breves pero merecidas vacaciones, he aprovechado para revisar temas pendientes. Sí, lo reconozco. Soy de esos que no sabe desconectar y como al final terminas rodeándote de gente como tú, es fácil que se generen tertulias apasionantes de las que casi siempre saco las mismas conclusiones: he aprendido algo y he enseñado algo…

Hoy ha surgido el tema de la innovación en las empresas pequeñas. Enseguida han empezado las quejas y lamentos: “en mi empresa no se puede innovar”, “ya está todo inventado”, “eso queda para las multinacionales” y la mejor de todas: “cuando llegue el momento, ya innovaré”. ¿Cuándo llegue el momento?, ¿Cuándo ya no puedas más?. No. El momento para innovar es ¡SIEMPRE!

Todas las empresas pueden innovar, independientemente de su sector de actividad, tamaño, mercado y sistema de gestión, pero para que esa innovación sea fructífera, es necesario tener en cuenta algunos aspectos que van a marcar una gran diferencia entre el fracaso y el éxito de los procesos que se pongan en marcha.

  1. No dejes de observar el entorno: Uno de los principales errores que cometen muchas empresas es mirar durante demasiado tiempo el interior de la propia organización y dejar en segundo plano todo lo que pasa alrededor.

Actualmente, las empresas conviven en un mercado que cambia a una velocidad muy alta, sobre todo debido a la globalización y al rápido desarrollo de la tecnología.

Es por ello que todas las innovaciones deben ser coherentes con estas circunstancias, ayudando a la empresa a moverse en la misma dirección y a la misma velocidad del mercado. Además, se deben acometer procesos de reflexión interna enfocados al análisis del entorno, que va a resultar clave para generar buenas oportunidades de innovación.

  1. Escucha a tus clientes: Cualquier actuación de innovación que pongas en marcha y a la que dediques recursos, debe poder percibirse como algo positivo desde la perspectiva de tus clientes: mejores productos, mejores plazos de entrega, precios más competitivos, etc.

Para ello es necesario que conozcas a la perfección cuáles son las necesidades y las expectativas que tu empresa debe cubrir: Qué valor aportas al mercado, quiénes son tus clientes y qué esperan de ti, cómo organizas las operaciones en la empresa para satisfacer las expectativas de los clientes y cómo acabas llegando a ellos.

Cuando tengas todo esto claro, te será mucho más fácil definir actuaciones de innovación que verdaderamente respondan a lo que tus clientes quieren y valoran, con todo lo positivo que esto supone.

  1. Planifica y gestiona tu innovación: La innovación no puede ser un conjunto de ideas felices y aleatorias, sino todo lo contrario. Es por ello que debes implantar en la empresa todo un proceso de innovación que sea gestionado de forma adecuada para que los resultados sean los esperados.

Para ello, en tu empresa debes definir y documentar procedimientos de trabajo dirigidos a describir los canales y fuentes de innovación, establecer las herramientas, describir los criterios de selección de ideas, estandarizar la gestión de proyectos de innovación, planificación de los mismos y establecer planes de explotación de resultados y definir responsabilidades en torno a la innovación.

En definitiva, deberás implantar un sistema de gestión que incorpore la innovación en la estrategia general de tu empresa.

Teniendo en cuenta estos 3 pilares, las probabilidades de éxito del proceso de innovación crecen exponencialmente y te puede permitir alcanzar un nivel de competitividad mucho mayor.

¿Innovar yo?. Por supuesto que sí