¿Clases magistrales? No, gracias. Prefiero aprender.
16727
post-template-default,single,single-post,postid-16727,single-format-standard,bridge-core-3.0.2,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1400,qode-theme-ver-28.8,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive

¿Clases magistrales? No, gracias. Prefiero aprender.

¿Clases magistrales? No, gracias. Prefiero aprender.

El mundo ha cambiado y la formación plantea retos y cambios que obligan a reinventar el modelo de aprendizaje, adaptándolo a lo que demandan las empresas y los propios alumnos. El mundo de la estabilidad laboral está desapareciendo. Puede que muchos trabajos actuales sean reemplazados por robots y que otros tantos se transformen de tal manera, que no podemos reconocerlos. Por lo tanto, la formación de los trabajadores no puede ser ajena a la necesidad de transformación.

Esto suena apocalíptico, pero no lo es tanto. A fin de cuentas, los modelos productivos cambian y hay que adaptarse y si no que se lo cuenten a nuestros abuelos, que han vivido de pleno la transformación de la sociedad y de las empresas, desde la contabilidad a mano y con letra redondilla al uso de ERP y CRM.

Estoy convencido que la herramienta fundamental de adaptación a los cambios es la formación, eso sí, cambiando el sistema tradicional y dándole una vuelta. Es importante transferir el trabajo de determinados procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase, junto con la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula. Se trata de un enfoque integral que supone muchos cambios, pero francamente, a estas alturas, ¿podemos seguir basando la formación en impartir clases magistrales?.

La primera vez que oí hablar de esto, me pareció un concepto tan potente, que me resultaba extraño que no se hubiera implantado antes, pero hay demasiados agentes implicados y en este sector los cambios tienden a ser lentos.

Aprendemos haciendo, no escuchando a alguien que ya sabe lo que nosotros tenemos que aprender. Según Arie de Geus “La única ventaja competitiva sostenible es la capacidad de aprender más rápido que la competencia”. Pero la estructura organizativa de las empresas no está preparada para aprender, sino para hacer.

Cuando ponemos el foco en el aprendizaje, los alumnos pasan muy poco tiempo escuchando clases magistrales de los profesores, en lugar de eso, están constantemente trabajando en proyectos mediante un proceso de diseño, creación y experimentación. Se denomina aprendizaje creativo, y han identificado cuatro componentes clave, que denominan las cuatro P, (sí, como en marketing. Las 4 P dan mucho de sí) y os resumo a continuación:

Project: Aprendemos mejor cuando estamos trabajando activamente en proyectos. Generamos nuevas ideas, diseñamos prototipos, hacemos mejoras y creamos un producto final. Mediante la reflexión del proceso de diseño e iteración, aprendemos no solo a resolver problemas específicos, sino a ser más efectivos en entender y diseñar soluciones para cualquier tipo de problema.

Peers: El aprendizaje florece como actividad social, con personas compartiendo ideas, y colaborando en proyectos de forma constructiva. Los problemas más arduos difícilmente pueden ser resueltos por una sola persona, y en nuestra vida profesional, raramente trabajamos en solitario. Por esta razón es tan importante la habilidad de conectar con otros y colaborar con ellos de forma constructiva. Compartir ideas con otros y ayudarles a aprender es un modo fantástico, de aumentar el propio aprendizaje, porque exige explicar de forma empática lo que ya sabemos.

Passion: Cuando nos enfocamos en cosas que nos importan, estamos dispuestos a trabajar más tiempo y más duramente, a fin de persistir en los retos y aprender más durante el proceso. Las personas realizan sus mejores aportaciones cuando están siguiendo sus pasiones, y no cuando están motivados por recompensas externas.

Play. El juego estimula el aprendizaje experimentando de forma divertida. Nos enseña como fallar temprano y a menudo, y como aprender de nuestros errores. Además de mostrar de una forma muy eficaz la interrelación entre la táctica y la estrategia, es fundamental como competencia crítica para cualquiera que quiera innovar.

En definitiva, el foco de la formación está en aprender, no en educar. La diferencia parece sutil, pero es importante: Aprender es algo que haces por ti mismo